Nuestros comienzos
En el verano de 1976 una muchacha llena de sueños e ilusiones abrió una escuela mágica. La llenó de afecto y de juegos, de sencillez, de esperanza y de imaginación.
Y llegaron ocho niños, ¡OCHO! Y ocho eran las letras que formaban el nombre de la muchacha: M-A-R-I-P-E-P-A, Mari Pepa. Aquella fue la señal de que la escuela era mágica.
Pasó el tiempo. Aquellos niños crecieron. La escuela creció. Llegaron más niños que también crecieron y se convirtieron en padres y madres y llevaron a sus hijos a la Escuela mágica.
Y colorín, colorado este Cuento continúa caminando…